domingo, 22 de marzo de 2009

Encíclica: “Pascendi dominici gregis”: Introducción y el filósofo modernista

Nociones previas

Esta Encíclica la escribió San Pío X, fue publicada el 8 de Septiembre 1907 y trata sobre las doctrinas modernistas. Con anterioridad, el 3 de Julio, del mismo año, el Papa había firmado el Decreto del Santo Oficio, "Lamentabili sane in situ", sobre los errores del modernismo, en forma de Syllabus o colección de errores. Posteriormente, el 1 de septiembre de 1910 firmó el motu propio "Sacrorum Antistitum" que contenía “algunas normas para rechazar el peligro del modernismo” en el que se incorporaba el juramento antimodernista que estuvo en vigor hasta que en el año 1968 con posterioridad al Concilio Vaticano II fue sustituido por una “Professio fidei” con el “Juramento de fidelidad al asumir un oficio que se ha de ejercer en nombre de la Iglesia”.

Encíclica Pascendi

Comenzamos por la Encíclica Pascendi. Consta de una introducción y dos partes, una en la que expone con todo detalle las doctrinas modernistas y otra en la que se analizan las causas y se proponen remedios para atajar el mal en la Iglesia.

La exposición de las doctrinas modernistas las hace en base a explicar los principios por los que se rige el filósofo, el creyente, el teólogo, el historiador y crítico, el apologista y el reformador modernista.

Nos ocupamos en esta entrada de la introducción de la Encíclica y del filósofo modernista[1]. Se trata de un resumen por lo que quien estuviera interesado en el texto completo debería buscarlo y leerlo el siguiente enlace:
http://www.vatican.va/holy_father/pius_x/encyclicals/documents/hf_p-x_enc_19070908_pascendi-dominici-gregis_sp.html


Introducción

Un crecido el número de enemigos de la Cruz de Cristo se esfuerzan por aniquilar las energías vitales de la Iglesia y si pudieran destruir totalmente el Reino de Jesucristo

Seglares y sacerdotes ignorantes de filosofía y teología, impregnados hasta la médula de los huesos con venenosos errores, se presentan como restauradores de la Iglesia sin respetar ni aun la propia persona del divino Redentor, que con sacrílega temeridad rebajan a la categoría de puro y simple hombre

Seguramente la iglesia nunca tuvo peores enemigos y ellos traman la ruina de la Iglesia, no desde fuera, sino desde dentro, el peligro está casi en las entrañas de la misma Iglesia y en sus mismas venas. Amalgaman en sus personas el racionalista y al católico y engañan a los incautos.

La táctica de los modernistas es no exponer sus doctrinas de modo metódico y en su conjunto, sino dándolas en cierto modo por fragmentos y esparcidas
Exposición de las doctrinas modernistas (I)

Cada modernista presenta y reúne en sí mismo variedad de personajes, mezclando, por decirlo así, al filósofo, al creyente, al teólogo, al historiador, al crítico, al apologista, al reformador
El filósofo modernista

El principio del agnosticismo: La razón humana, está encerrada en el círculo de los “fenómenos” es por tanto incapaz de elevarse hasta Dios, ni aun para conocer su existencia, de algún modo, por medio de las criaturas

Consecuencias del agnosticismo: Dios no puede ser objeto de la ciencia, ni sujeto de la historia. los modernistas tienen como ya establecida y fija una cosa, a saber, que la ciencia debe ser atea, y lo mismo la historia en la esfera de una y otra no admiten sino fenómenos: Dios y lo divino quedan desterrados.

El principio de la inmanencia vital: Es la explicación del “fenómeno religioso”. Una vez repudiada la teología natural y cerrado, en consecuencia, todo acceso a la revelación al desechar los motivos de credibilidad; más aún abolida por completo toda revelación externa, resulta claro que no puede buscarse fuera del hombre la explicación apetecida, y debe hallarse en lo interior del hombre. Por tal procedimiento se llega a establecer el principio de la inmanencia religiosa

La fe es un sentimiento íntimo, reside en la subconsciencia y surge por indigencia de lo divino.

Los dos límites del conocimiento. La ciencia y la historia están encerradas entre dos límites: uno exterior, el mundo visible; otro interior, la conciencia. Llegadas a uno de estos, imposible es que pasen adelante la ciencia y la historia; más allá está lo incognoscible. la indigencia de lo divino, sin juicio alguno previo, suscita en el alma, naturalmente inclinada a la religión , cierto sentimiento especial, que tiene por distintivo el envolver en sí mismo la propia realidad de Dios, bajo el doble concepto de objeto y de causa íntima del sentimiento, y el unir en cierta manera al hombre con Dios, a este sentimiento llaman fe y en él afirman que se verifica la revelación. ...

Las tres leyes de la crítica histórica. Se siguen dos consecuencias: En primer lugar, se produce cierta transfiguración del fenómeno,..; en segundo lugar, una como desfiguración. De ambas cosa sacan... los modernistas, dos leyes, que, juntas con la tercera sacada del agnosticismo, forman las bases de la crítica histórica.

Aplicación de los principios modernistas a la persona de Cristo.
En la persona de Cristo, dicen, la ciencia y la historia ven sólo un hombre. Por lo tanto, en virtud de la primera ley, sacada del agnosticismo, es preciso borrar de su historia cuanto presente carácter divino.
Por la segunda ley, la figura histórica de Cristo fue transfigurada por la fe; es necesario, pues, quitarle cuanto la levanta sobre las condiciones históricas.
Finalmente, por la tercera, la misma persona de Cristo fue desfigurada por la fe; luego se ha de prescindir en ella de las palabras, actos y todo cuanto, en fin, no corresponda a su naturaleza, estado, educación, lugar y tiempo en que vivió... tal es la crítica modernista.

El sentimiento religioso que brota por vital inmanencia es el germen de toda religión incluso de la cristiana. La religión católica queda al nivel de las demás, tuvo su origen en la conciencia de Cristo, varón de privilegiadísima naturaleza, cual jamás hubo ni habrá, en virtud del desarrollo de la inmanencia vital, y no de otra manera.

No se trata ya del antiguo error que ponía en la naturaleza humana cierto derecho al orden sobrenatural. Se ha ido mucho más adelante, a saber, hasta afirmar que nuestra santísima Religión, lo mismo en Cristo que en nosotros, es un fruto propio y espontáneo de la naturaleza. Nada, en verdad, más propio para destruir todo el orden sobrenatural.

Por tanto el Concilio Vaticano I decretó:

“Si alguno dijere que el hombre no puede ser elevado por Dios a un conocimiento y perfección que supere a la naturaleza, sino que puede y debe finalmente llegar por sí mismo, mediante un continuo progreso, a la posesión de toda verdad y de todo bien, sea excomulgado”.

Dos fases en la elaboración intelectual de la religión. La mente obra de dos modos: primero, con un acto natural y espontáneo traduce las cosas en una aserción simple y vulgar; después, refleja y profundamente, o como dicen, elaborando el pensamiento, interpreta lo pensado con sentencias secundarias, que una vez sancionadas por el magisterio supremo de la Iglesia, formarán el dogma.

Los dogmas: fórmulas secundarias, símbolos - instrumentos
Este es uno de los puntos principales del modernismo: el origen y naturaleza del dogma.

El dogma tiene su origen en unas fórmulas primitivas simples que son necesarias en cierto modo a la fe, porque la revelación para existir, supone en la conciencia alguna noticia manifiesta de Dios. El fin de las fórmulas no es otro que proporcionar al creyente el modo de darse razón de su fe.
Por lo tanto, los dogmas son con relación a la fe los signos inadecuados de su objeto, vulgarmente llamados símbolos; con relación al creyente son meros instrumentos . Más el objeto del sentimiento religioso, por hallarse contenido en lo absoluto, tiene infinitos aspectos, que pueden aparecer sucesivamente, ora uno, ora otro. A su vez el hombre, al creer, puede estar en condiciones que pueden ser muy diversas. Por lo tanto, las fórmulas que llamamos dogma se hallarán expuestas a las mismas vicisitudes y, por consiguiente, sujetas a mutación. Así queda expedito el camino hacia la evolución íntima del dogma. ...

Las fórmulas auténticas son las avaladas por el sentimiento
Las fórmulas religiosas, para que sean verdaderamente religiosas, y no meras especulaciones del entendimiento, han de ser vitales y han de vivir la vida misma, del sentimiento religioso. ...
El principio filosófico que rige toda la especulación racional del modernista es el Agnosticismo, la razón es incapaz de ir más allá de los fenómenos sensibles. Los dos límites de nuestra razón están en el más allá de lo experimentable en el mundo sensible y en el más acá de la conciencia interior. Se admite que hay religión porque hay quienes confiesan tener un sentimiento religioso que se explica por el principio de la inmanencia vital que hace surgir el sentimiento religioso por indigencia de lo divino.

[1] COLECCIÓN DE ENCÍCLIAS DE LA ACCIÓN CATÓLICA. Madrid 1967. pág. 941